Se acabó, la partida ha llegado al final. No dispones de más crédito y te ves obligado a volver a empezar, a empezar de cero. Esa es la realidad del R.C. Deportivo de La Coruña.
Nada se parecerá a lo anterior, todos los sueños han chocado de golpe con la realidad.
La música de la Champions no volverá sonar en Riazor, tienes que
asumirlo. No verás a tu capitán levantar la Copa de la Liga, ya no es
posible. Valerón no asistirá nunca más al pichichi blanquiazul, 'El Flaco' se fue. Los tiempos han cambiado, el Deportivo ha tocado fondo y es el momento de volver a empezar, es... el año cero.
El día a día, en los juzgados
El Dépor se encuentra en el peor momento
de su historia. A nivel deportivo el equipo está más endeble que nunca,
y a nivel económico la situación es mucho peor. La deuda ahoga al club y
el día a día de la entidad se trata en los juzgados. Entrenador y jugadores son actores secundarios en una realidad que poco se parece a la de un club de fútbol.
El Dépor vuelve al infierno de Segunda
tan solo un año después, pero la situación no es la misma. Las reglas
del juego han cambiado y la plantilla deportivista no está diseñada para
ascender, de hecho, a día de hoy, no está.
La endeble plantilla deportivista
El Deportivo cuenta con 14 jugadores en
la primera plantilla, de los cuales 4 tienen libertad para buscar
equipo, con otros 2 no se cuenta, por lo que se nutre de jugadores del
filial y de juveniles para poder empezar la pretemporada.
El conjunto coruñés no puede asumir el riesgo de conservar de nuevo al grueso de la plantilla, no es posible retener a jugadores importantes asumiendo sus altas fichas, no tendrá internacionales absolutos jugando en Segunda División, esa es la realidad.
Las jugadas ya no volverán a ser así: un
saque de puerta de Aranzubía para Marchena, que se la cede a Abel
Aguilar y éste, abre a la banda para Pizzi, en el centro aparece Valerón
y el flaco, con un sutil pase, asiste a Riki que bate de fuerte disparo
cruzado la portería rival.
Año cero
Toca empezar de cero, resurgir de las
cenizas cual ave Fénix, buscar en lo más hondo del deportivismo para
sobrevivir a costa de fuerza y sentimiento. Al Deportivo sólo le queda la afición, su patrimonio, ése es su verdadero presupuesto.
El Dépor necesita gente de la casa, que se dejen la vida en el césped y
que luchen con su corazón cuando sus piernas ya no puedan más, que
jueguen por el escudo sin importar el rival. Que no busquen las cámaras
ni el tiempo en el marcador. Jugadores que no piensen en su cuenta
corriente, si no en el reconocimiento del público.
Para volver a ser el Deportivo, toca empezar de cero.
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